domingo, 28 de febrero de 2016

Y TEICHELT VOLÓ...

En 1911,  un sastre llamado Teichelt, inventó una capa que permitiría volar como un murciélago.

 Pidió autorización a los propietarios de la torre Eiffel para poder lanzarse desde la misma a modo de prueba. Estos, a pesar de su desagrado, se la concedieron a condición de que obtuviese permiso de la Policia y firmara una renuncia expresa a sus derechos, absolviendo a los propietarios de la torre de toda responsabilidad. 

Increíblemente, la policía dio la autorización. A las ocho en punto de una helada mañana helada del mes de diciembre, Teichelt, acompañado de un puñado de seguidores y fotógrafos de prensa  inmortalizaran su invento, subió hasta el nivel de la primera plataforma, se detuvo en el borde saludando a sus admiradores, y sin más preámbulos, se lanzó confiado hacia la muerte.

Hay veces que la extrema confianza en uno mismo no es precisamente la madre de la prudencia.




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